Aupa Zuek! Más que un comedor, un hogar

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Aupa Zuek! Más que un comedor, un hogar

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Consuelo Tabernero (Donostia / San Sebastián, 1972) lidera un proyecto en el Colegio Maria Reina que va más allá de llenar estómagos. En su papel como coordinadora del servicio de monitorado y limpieza, Consu abraza una misión única: convertir el comedor en un verdadero hogar, especialmente para el alumnado infantil que no tiene la opción de regresar a casa después de las clases. Su enfoque se centra en crear un espacio donde cada niño/a se sienta acogido/a, cuidado/a y, sobre todo, como en casa.

“Yo entiendo que el niño o la niña que viene al comedor no tiene otro remedio más que venir a comer, y que tiene una desventaja respecto a quienes se van a casa. La persona que se va a casa se tumba un rato en el sofá, ve un rato la tele, desconecta del cole… el resto no”. Por esta razón, Consu se esfuerza por recrear espacios que se asemejen a un hogar, donde los niños y niñas pueden moverse libremente y sentirse cómodo/as. 

“Surgió la oportunidad de hacernos con una cocina de juguete bastante grande, y les hice una serie de comidas a ganchillo (pizzas, peras, mejillones…) para que pudiesen jugar”. Además de recrear espacios, Consu transforma el comedor en un espacio lleno de actividades divertidas y creativas, donde la participación es opcional pero siempre alentada. Los viernes, por ejemplo, son días de disfraces.

Todos los días a partir de las 14.00 horas, Consu lleva a cabo un intercambio de juguetes con los niños y niñas que se quedan en el comedor. En este momento, ella se dirige al patio portando un triángulo musical, y los niños y niñas se alinean ordenadamente para realizar el intercambio. Un intercambio que consiste en entregarles un juguete a cambio de un objeto personal (como una goma de pelo, un dibujo o un muñeco traído de casa). Después de disfrutar una hora con ese juguete, Consu vuelve a tocar el triángulo, y los niños y niñas devuelven el juguete. Si éste se encuentra en buen estado, es decir, completo, Consu les devuelve su objeto personal. Esta dinámica ha demostrado ser efectivo en inculcar un sentido de cuidado y responsabilidad hacia los juguetes ajenos. En caso de devolverlo en mal estado, deben encargarse de repararlo, ya sea cosiéndolo o pegándolo, y es entonces cuando se les entrega su objeto personal. 

La conexión emocional es palpable cuando Consu habla de los niños y niñas que prefieren quedarse en el comedor. “Verles a gusto es un gusto. Hay padres y madres que me dicen que sus hijos e hijas no quieren ir a casa, que se quieren quedar en el comedor. Esto significa que algo estamos haciendo bien”.

Cuando se menciona a Askora, Consu enfatiza que la empresa “no se limita simplemente a proveer alimentos; también se centra en el bienestar y desarrollo integral de los niños, niñas y cuidadore/as. Llevamos muchos años colaborando en este centro, y mi equipo percibe que ahora realmente se trata de un comedor. Antes, más que en un comedor, estábamos operando como un comedero”. Consu subraya la importancia de la formación continua y la participación en proyectos que dinamizan los patios con juegos y canciones. “Además, Askora demuestra su preocupación por el medio ambiente y el entorno a través de acciones concretas, como el reciclaje y el cuidado del medioambiente. Tratamos de reducir al máximo los residuos y trabajamos con productos locales, kilómetro cero. Nos preocupamos por pequeñas acciones que se aprecian diariamente”.

Porque el comedor escolar es más que un lugar para comer; es un espacio donde se construyen experiencias, se fomenta la responsabilidad y se busca el bienestar integral de cada persona que interviene en él. En ese enfoque, encuentran la verdadera satisfacción de su labor diaria.


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